La crítica -
Por Juana Samanes
Sexta entrega de una sangrienta franquicia que inició sus pasos hace un cuarto de siglo, con el escueto título de Destino final. Han pasado catorce años desde la entrega anterior.
Una estudiante universitaria llamada Stephanie tiene, todas las noches, una violenta pesadilla recurrente que amenaza la vida de toda su familia. Para encontrar una respuesta y, a la postre, una solución regresa a casa para buscar a la única persona que puede cambiar ese infausto destino: su abuela, sin ningún trato con la familia desde hace décadas. Pero, como en otras historias anteriores, Stephanie tiene que vérselas con el sentido de la justicia de la Muerte, que intentará "pillarlos" a todos.
Destino final. Lazos de sangre sigue, argumentalmente, la estela marcada desde la primera película de la franquicia, lo único que cambia son los escenarios donde se produce la muerte "prevista" por el o la protagonista; en la primera entrega en un avión, en la segunda en una carretera, en la tercera en un parque de atracciones, en la cuarta en un circuito de carreras y en la quinta en un puente. En todas ellas un grupo de personas intentan zafarse de esa muerte que les persigue, no obstante, aunque algunas escapan al primer embate, luego van falleciendo por culpa de una fuerza tan inexorable como invisible.
La protagonista en esta ocasión es Kaitlyn Santa Juana acompañada de Teo Briones, Richard Harmon, Owen Patrick Joyner, Anna Lore, Brec Bassinger y Tony Todd, este último fallecido el pasado año por lo que éste fue el último trabajo que interpretó en el cine. Por cierto que pronuncia una de las pocas frases con meollo de la historia: "La vida es un regalo y hay que disfrutarla", a más a más, de forma ligera se defiende que nadie puede descuidarse y debe preocuparse de cuidar a sus seres queridos.
La puesta en marcha de esta taquillera franquicia surgió de una idea descrita por Jeffrey Reddick, después de haber leído el caso de una mujer que iba a volver de vacaciones, su madre le dijo que tenía un mal presentimiento sobre su vuelo, no lo tomó y el avión se estrelló.
Esta sexta entrega es más gore que las anteriores (hay escenas brutales de "casquería") pero hay mucho humor negro que recorre toda película en esos desenlaces fatales, perfectamente montados. Formalmente está bien rodada y Nordin Rahhali ha realizado un buen trabajo en la supervisión de los efectos visuales.
A partir de ahí, la imaginación y las desgracias al poder traducida en escenas imaginativas de "como irse al otro barrio" de forma muy violenta.
Para los que les vaya la "marcha" de esta saga, truculenta y macabra, pueden vivirla de forma más inmersiva contemplándola en una sala 4DX, en la que los asientos se mueven y se sincronizan con la acción que discurre en la pantalla. Eso sí, tendrán que pagar algo más por su entrada